En el post-operatorio, se coloca una prenda compresiva que ayudará a la piel a ajustarse a su nuevo contorno corporal, que deberá llevarse durante unas cuatro semanas. Es normal que aparezcan hematomas e inflamación en la zona intervenida que irán desapareciendo paulatinamente.
La vuelta a la normalidad en técnicas como la liposucción suele rondar en torno a la semana, aunque este tiempo es estimado y variable dependiendo de la zona intervenida y de la persona.